miércoles, 2 de julio de 2008

Una militar de Motril destinada a Afganistán no sabe qué hacer con su hijo

Se llama Carmen Nieto, trabaja en el EVA 9 de Motril y tiene motivos más que suficientes para creer que la conciliación familiar y laboral es sólo un camelo.Es madre y militar. Sus parientes más cercanos están en Salamanca.

Su caso demuestra que la compaginación de la vida familiar y laboral en el Ejército en demasiados casos es sólo teórica y que está motivando que haya militares que se estén cuestionando su continuidad. La incertidumbre y el temor sobre lo que le pudiera ocurrir a su hijo es lo que invade a Carmen.


La teniente Nieto se encuentra destinada en la actualidad en el Escuadrón de Vigilancia Aérea número 9 de Motril y conoció hace varios meses la posibilidad de tener que reemplazar a una compañera suya, en el EVA 9, en la base de Herat. Lo que podía convertirse en una misión ilusionante y un nuevo reto profesional le produjo cierto desasosiego, por la situación en la que iba a quedar su hijo, que vive con ella desde que tenía 18 meses, al divorciarse de su marido, a quien el niño no ve nada más que un mes al año por estar fuera de la península.

Es una muestra de lo difícil que lo tenemos muchas mujeres que queremos progresar profesionalmente y que muchas barreras sociales y personales nos lo impiden.

Beatriz

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